Acueducto de Segovia

Todo lo que no sabías sobre del Acueducto de Segovia

Una de mis grandes pasiones es conocer en profundidad la temática del agua, cómo ese preciado bien supieron buscarlo desde las primeras civilizaciones, cómo lo cuidaron, lo mimaron, cómo hicieron surgir ciudades alrededor de ríos y cómo transportaban ese preciado líquido.

Nabateos, Persas, Romanos, Musulmanes, Egipcios… todos tienen en común la búsqueda del líquido vital, y el desarrollo de una población alrededor de ese núcleo con el agua como eje vital.

Hoy, tocamos un monumento Patrimonio de la Humanidad, que es el acueducto de Segovia, que nos entronca con el Imperio Romano. Y es que Roma, por encima de todo, amó la técnica del agua, ya que con ella consiguió generar producción y poder.

Todo lo que no sabías sobre del Acueducto de Segovia

Todos conocemos sobradamente esta magnífica construcción, del acueducto de Segovia, pero hoy te voy a aportar unos cuantos datos, que, seguro desconocías.

Magníficos ingenieros los romanos, que nos han dejado un legado que aún hoy día pervive, y muchas de sus construcciones en un fabuloso estado de conservación, como es el caso que hoy nos ocupa.

Pero esta colosal construcción de granito, plantea una serie de enigmas y preguntas, muchas de las cuales vamos a desvelar en este pequeño artículo.

Su altura llega a la altura de una casa de 10 plantas, y la distancia para captar el agua es de unos 15 kilómetros.

Primeramente, existe una cisterna para captar el agua, y desde aquí tiene que ir conducida por un canal de sillares, que dispone un canal de decantación, para que todos los posos, sedimentos o pequeños cantos rodados que pueda tener el agua, se vayan depositando en este canal, y el agua pueda continuar su paso completamente limpia.

El total de 167 arcos están realizados con granito apoyados unos contra otros, sin argamasa ni ningún tipo de agregado, técnica que recibe el nombre sillería a hueso. Esto significa que se colocan a seco, piedra contra piedra, sin ningún material que se interponga entre ellos. Esto ya habla por sí mismo, de un magnífico conocimiento de la técnica, porque la labra de cada una de las piedras es fundamental para que puedan encajar bien unas con otras.

Los cimientos ocupan unos 4 metros de profundidad hasta tocar el suelo firme. A través de unos andamios de madera sostenían unas poleas, con las que elevaban las piedras, piedras que previamente habían sido labradas para ir colocadas en el lugar correcto. Unas pinzas las sostenían hasta ir colocando los bloques, y los iban depositando en la forma correcta, unos contra otros, sin argamasa, tal y como he apuntado anteriormente. Los bloques tenían unas muescas o agujeros para que las pinzas los pudieran coger por ese lugar, y colocar en la posición deseada. Estos agujeros son visibles a simple vista hoy día en cada uno de los bloques de granito.

Son un total de unos 25.000 sillares, labrados uno a uno, según el lugar que ocupaban.

Una doble arquería, la inferior más esbelta, la segunda más baja, y la parte superior, con el canal de agua. De éstos, unos 20.000 sillares son visibles, y lo más alucinante, casi dos mil años después casi el 90% están en muy buen estado de conservación. A pesar de algunos contratiempos actuales, como la polución, y como una planta que actualmente se está propagando por toda la construcción, llamado ombligo de Venus o sombrerillo común. El que hay que retirar de cuando en cuando para que la raíz no afecte la calidad de la piedra.

Quién fue su constructor y de qué época data

Estas dos preguntas siguen siendo un enigma, puesto que desconocemos la fecha exacta de su construcción y el nombre del emperador que mandó construirla. Hubiera sido demasiado fácil si la placa que decoraba su parte superior existiese, pero se piensa era de bronce y fue robada en el siglo V por los visigodos, que probablemente fundieron e hicieron armas con ella.

No obstante, podemos fecharla entre el año 10 a.C y el 40 d.C, lo que nos sitúa en tiempos del emperador Octavio Augusto o Claudio, aunque otras fuentes documentales lo fechan en época algo más tardía, entre finales del siglo I y comienzos del siglo II.

Lo que sí está muy bien documentada es su reparación en época de los emperadores Nerva y Trajano, del siglo II.

Mucho más tarde los Reyes Católicos también lo repararían, y sus aguas abastecerán la población hasta el año 1973, nada más y nada menos.

  • Esta Hispania Romana va a conocer un gran periodo de prosperidad con una población de 5 millones de habitantes. No volverá a conocer estas cifras de población o incluso a superarlas, hasta la época del monarca Felipe II en el siglo XVI.

 

Fuentes documentales consultadas:

  • La Historia secreta de los edificios – Autor: Ricardo Aroca.
  • El enigma del agua en Al-Andalus – Autor: Cherif Abderrahman Jah.
  • Artículos de la agencia EFE relativos a la actual conservación y artículos periodísticos publicados en internet.

 

 

 

 

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